Por Juan Giglio
De acuerdo a versiones de periódicos británicos - expresadas en el sitio kurdo Kom News - la nueva administración
de los Estados Unidos estaría preparándose para enviar una gran cantidad de
tropas terrestres a pelear en Siria, lo cual sería coherente con el plan de
Donald Trump de incrementar significativamente el presupuesto militar.
El equipo de asesores y funcionarios relacionados al tema,
incluyendo al secretario de defensa James Mattis y al nuevo asesor de seguridad
nacional, teniente general HR McMaster, estarían a favor de impulsar el “aceleramiento
de la campaña” para conquistar la capital de facto del Califato, Raqqa, que por
ahora está siendo asediada por fuerzas mayoritariamente kurdas.
En este momento están participando de la operación unos 500
efectivos de las fuerzas especiales estadounidenses, colaborando con las SDF - Syrian
Democratic Forces – dentro de las cuales actúan las YPG-YPJ de Rojava. Las
tropas están estacionadas en las afueras de la ciudad esperando la posibilidad
de comenzar el asalto.
Oficiales yanquis de alta jerarquía, incluyendo del área de
la inteligencia, estuvieron durante estos últimos días reunidos con sus pares
turcos, quienes objetaron el apoyo que están brindando los Estados Unidos a sus
acérrimos enemigos, las milicias kurdas, acusándolas de ser el brazo armado en
Siria del prohibido y combatido PKK.
Como están las cosas sería muy difícil que las fuerzas
armadas turcas y grupos aliados participen en la recuperación de Raqqa. En
primer lugar por su inoperancia, pero también debido a que efectivos del
ejército sirio llegaron a las cercanías de la ciudad de al Bab, cortando el
camino de cualquier incursión turca hacia la capital de ISIS.
La reciente visita del comandante estadounidense Joseph
Votel a Kobani y al frente de combate, significó una reafirmación del apoyo de
su país y de la nueva administración, liderada por el presidente Trump, al SDF,
además de prometer la provisión del armamento pesado que hasta ahora se habían
negado a entrega.
Varios comentaristas políticos especularon que todos estos
movimientos irían de la mano del despliegue de algunos miles de soldados
yanquis, de manera de “equilibrar” la influencia que tienen en la región los
rusos y los iraníes. De concretarse, los marines irían, mayoritariamente, al
frente de guerra de Raqqa, que es donde serían mejor recibidos.
Los socialistas revolucionarios que apoyamos la justa lucha
del pueblo kurdo estamos total y absolutamente en contra de la presencia de
efectivos yanquis en Siria e Iraq. Peleamos por su retirada inmediata, ya que
los principales enemigos de los pueblos no están allí para garantizar ninguna
conquista obrera y popular, como la autonomía del Kurdistán.
Los yanquis, sus aliados más directos e incluso sus rivales
de ocasión están de acuerdo en un punto fundamental, cual es la preservación de
los tratados de la Primera Post Guerra – Sykes Picot y Laussane – mediante los
cuales se defiende la existencia de Siria e Iraq, que son países impuestos por
los dueños del mundo para garantizar sus negocios.
Sykes Picot y Laussane niegan la posibilidad de que los
kurdos consigan su anhelado estado o región autónoma. Para imponer este
objetivo estratégico el pueblo kurdo deberá enfrentar duramente a los enemigos
de esta perspectiva: los gobiernos dictatoriales de Siria, Iraq, Turquía e Irán
y el imperialismo yanqui, ruso y europeo que los sostiene.
La lucha de las milicias kurdas deben contar con el apoyo de
los únicos que están a favor de sus derechos, porque enfrenta a los mismos
enemigos: los trabajadores y los pueblos del Medio Oriente, Europa y el resto
del mundo, para lo cual es necesario romper cualquier subordinación al gobierno
y los designios estadounidenses.
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