Por Carlos Amarilla y Claudio Colombo
La guerra civil siria comenzó luego del ascenso
revolucionario denominado “Primavera Árabe”, que volteó a varias dictaduras de
Medio Oriente.
El gobierno de Bashar Al Assad, para no seguir ese camino, sacó
el ejército y las bandas adictas a la calle con el propósito masacrar a cientos
de miles, jugándose a aplastar lo más progresivo que dio la Revolución - los
consejos locales - alrededor de los cuales se organizaron los primeros
combates.
Bashar, además liberó de las cárceles a sus viejos enemigos
de la “Hermandad Musulmana” y de otras tendencias jihadistas más radicalizadas,
de manera de imponer una quinta columna en las filas del pueblo
insurreccionado, para vaciar de contenido a los concejos locales. Esta
situación fue aprovechada por Qatar, Turquía, Arabia y un sector del
imperialismo yanqui - John McCain y compañía - que armaron bandas
fundamentalistas al servicio de sus intereses económicos y políticos en la
región.
La guerra que provocó Bashar, la reacción del pueblo y la
irrupción de mercenarios extranjeros, terminó enfrentando a dos grandes
bloques: el “sunita”, constituido por las fuerzas anteriormente nombradas y el
“chiita”, integrado por los firmantes del Pacto 5 más 1 - entre el Vaticano,
EE.UU., Rusia, el imperialismo europeo e Irán - que encomendaron al régimen de
los ayatollas la tarea de transformarse en el gendarme capitalista de la región,
utilizando para eso a los ejércitos de Sira e Iraq y a las milicias de
Hezbollah.
El retroceso de la movilización revolucionaria junto con los
bombardeos rusos y el avance militar del bloque “chiita” hicieron retroceder al
sector “sunita” - ISIS, Al Nusra y demás - trastocando la situación política
del conjunto de la zona, principalmente de Turquía, que debido a su extrema
debilidad tuvo que volcarse hacia el bando de los vencedores, pactando un
armisticio que le posibilitó sobrevivir política y militarmente, aunque sea por
un tiempo.
Este cambio “abrupto”, que posibilitó la desmovilización de
las tropas adictas a Turquía en Aleppo - dejando la ciudad en manos del régimen
- empujó a algunas bandas que se sintieron “traicionadas” por el Sultán Recep
Tayyip Erdogan a comenzar a meter bombas en Estambul, combatir contra el ejército
turco en Al Bab y pergeñar el fusilamiento sumarial del embajador ruso en
Ankara.
Este pacto, que dividió tareas entre Rusos, Yanquis y
Sirios, provocó nuevas y violentas contradicciones, pero también permitió,
contradictoriamente, que Turquía consiguiera un viejo anhelo - la construcción
de una zona “tapón” o buffer en el norte
de Siria o Rojava - con el objetivo de controlar el accionar de las bandas
jihadistas y, fundamentalmente, evitar la unificación de los cantones kurdos,
que es el principal problema que tienen en la actualidad los gobiernos de Medio
Oriente y el imperialismo.
No es casualidad, que en la reunión de Moscú que se realizó unos
días atrás, los representantes de Rusia, Irán y Turquía hayan coincidido en
“mantener la unidad de Siria”, lo que en los hechos significa una declaración
de guerra contra el Confederalismo Democrático de los kurdos y las kurdas, que
en los hechos han puesto en pie un estado que cuestiona los pactos de la post
guerra, como Sykes Picot, Sevres y Laussan.
El drama de Aleppo
Sin el sostén de Turquía y con el retroceso de las bandas
apoyadas por Qatar y Arabia Saudí, la caída de Aleppo era cuestión de tiempo,
ya que no había ninguna fuerza que apostara a una política consecuentemente revolucionaria,
organizando al conjunto de su pueblo y desplegando una línea de unidad con la
vanguardia de la “Primavera Árabe”, los kurdos y las kurdas con sus asambleas y
milicias populares.
En estos cinco últimos años se han desarrollado innumerables
debates en el seno de las organizaciones de la izquierda revolucionaria acerca
de la necesidad o no de participar en este proceso, que tenía hasta unos días
atrás a dos centros de atención - Aleppo por un lado y el conjunto de Rojava
por el otro - En ese sentido existen dos posiciones extremas: una es la que
expresa, entre otros grupos, la Fracción Trotskista del PTS, que se opone a
intervenir porque “no existe la clase obrera como sujeto social ni hay
organizaciones revolucionarias”
El otro sector, que está compuesto por organizaciones
diversas, como Izquierda Socialista, el PSTu y Democracia Obrera, propone el
“apoyo a la Revolución Siria” sin definir con claridad alrededor de que parte
de la población o grupos de la vanguardia habría que apoyarse para extender el
proceso o construir una conducción revolucionaria. Para estos compañeros, la
necesaria “unidad de acción” contra la dictadura de Bashar Al Assad incluye a
cualquiera que lo combata, independientemente su dinámica y ubicación social.
A pesar de su aparente oposición, estas dos posturas coincidieron
en una cuestión fundamental: bloquear el involucramiento de amplios destacamentos
de la vanguardia mundial, ya que ninguna de estos grupos llamaba ni llama a solidarizarse
con algún fenómeno progresivo fácilmente reconocible, como en su momento fueron
los consejos locales. Ante esa ausencia lo que primó para fue lo contrario, o
sea la visibilidad de una infinidad de formaciones contrarrevolucionarias, como
Estado Islámico, Al Nusra y todos sus parientes.
Más allá de sus intenciones, las posiciones de unos y otros jugaron
a favor de la dictadura de Bashar Al Assad, porque muchos terminaron sacando la
conclusión de que esta no era más que una guerra “entre iguales”, por lo tanto
lo correcto sería “apoyar al mal menor” - Bashar Al Assad - desconociendo de
esa manera que el régimen baazista es principal asesino del pueblo y el responsable
de la mayor cantidad de crímenes en la guerra.
Quienes formamos parte de Kurdistán Desde el Sur apoyamos la
revolución siria solidarizándonos activamente con lo que es su producto más
genuino - las asambleas y milicias populares de Rojava - que van en el sentido
de los consejos locales del resto de Siria, la mayoría de los cuales han sido
aplastados por las fuerzas de Al Assad o por la quinta columna jihadista. Desde
esa ubicación llamamos a unificar los dos procesos, proponiéndole a la
dirección kurda que se ponga a la cabeza.
En nuestras publicaciones hemos debatido varias veces con
los compañeros y compañeras del PYD y el PKK por no avanzar en ese sentido,
responsabilizándolos de aislar a los trabajadores y el pueblo que se sublevaron
contra el genocida Bashar Al Assad en Aleppo, Idlib, Homs y demás localidades,
colaborando de esa manera con el fortalecimiento del régimen baazista, que
luego de la victoria en Aleppo comenzó a apuntar sus cañones hacia los cantones
de Rojava, siendo consecuente en la “defensa de la unidad territorial y
política” del país.
¿Armas para el pueblo o no?
En ese marco, más allá de nuestras diferencias, reivindicamos
parcialmente la línea de la UIT y la Liga internacional de Trabajadores - IS y
PSTu en nuestro país, respectivamente - que, aunque de manera unilateral y
sectaria plantearon una línea de apoyo a la Revolución y, en ese contexto, la
exigencia de pertrechos y armas para el pueblo sirio, apoyándose para eso en
viejas discusiones llevadas adelante por Trotsky en la Guerra Civil Española.
Decimos parcialmente, porque al no relacionar esta
orientación con una propuesta audaz de unidad con el pueblo kurdo, niegan en
los hechos el rol de vanguardia del proceso de conjunto que las milicias
orientadas por el PKK de Abdullah Ocalan están teniendo. Un fenómeno tan
progresivo que, hasta la LIT/CI-PSTu llegó a la conclusión de que en Rojava
puede llegar a gestarse un “estado obrero deformado” - parecido a Cuba del 60 –
o un estado “burgués sui géneris”. ¡Más razones entonces, para jugarse a
unificar a los kurdos con el resto de Siria!
Marcando esta
diferencia, también decimos que es correcta la postura, tanto de la Lit/CI-PSTu
como IS de exigir armas para la Revolución Siria, más allá de donde provengan,
porque, como decía León Trotsky “el problema no son las armas sino quien las
usa y controla”. Por eso, el fundador de la Cuarta Internacional decía que
había que pedirles aeroplanos a los franceses y otras potencias que,
supuestamente, apoyaban a la República Española.
Como bien describe en su artículo Ronald León - de la Lit/Ci
- citando discusiones de Trotsky durante la guerra Civil con Craipeau, el bando
republicano luchaba en forma desigual contra el bando fascista de Franco, que
recibía armas de Hitler y Mussolini. Por lo tanto, era coherente que en las asambleas
obreras se agitaran con virulencia la consigna de "Aeroplanos para
España", exigiéndoselos al gobierno imperialista francés de Bloom.
La dirección kurda no solo aceptó los “aeroplanos” de los
yanquis, sino que los exigió, ya que los necesitaba con urgencia para reconquistar
la ciudad de Kobane. Gracias a la fuerza y heroicidad de sus combatientes, principalmente
mujeres, y la utilización de estas modernas naves de guerra, las YPG e YPJ le
propinaron una paliza histórica a ISIS y sus sponsors Turquía, Qatar, Arabia y compañía,
cambiando definitivamente la relación de fuerzas en Medio Oriente.
La utilización táctica de estas armas fortaleció la posición
de los kurdos, que por esa razón consolidaron el estado de facto que están
construyendo en Rojava y extendieron la lucha armada hacia las entrañas de la
segunda potencia de la OTAN - Turquía - con cuyo ejército están peleando ahí y
en el norte de Siria, luego de la invasión turca a Jarablus. ¡No sería poca
cosa para la revolución que los ejércitos de Erdogan fueran derrotados por las
milicias kurdas!
Después de Alepo ¿En qué bando militar nos ubicamos?
Como Trotsky, coincidimos en que no hay que confundir el
proceso objetivo - los trabajadores y el pueblo en lucha - con sus direcciones no
revolucionarias o directamente contrarrevolucionarias, como los distintos
grupos confesionales que ganaron la conducción de amplios sectores de las masas
sirio. Por eso peleamos por la construcción de una alternativa obrera (y
campesina) en el marco de la lucha - concreta - contra el carnicero Assad, no
la que a nosotros nos gustaría encarar o la “ideal”.
En las guerras existen campos militares puntuales, más allá de las contradicciones,
enfrentamientos y traiciones que se desarrollen en el seno de estos. Los revolucionarios,
salvo honrosas excepciones – como en la Primera Guerra, donde primó el
“derrotismo - siempre elegimos el más progresivo y, desde ese lugar,
desplegamos nuestra propia lucha política.
A partir de ubicarnos en la trinchera del pueblo sirio, no
dejamos de comprender que cada uno de los contendientes recibe armas de
diferentes facciones del imperialismo, como ocurrió en la Revolución Española,
cuyos ejércitos en guerra fueron apoyados, tanto por el imperialismo “democrático”
- Francia, EE.UU., Inglaterra, etc. - como por el “fascista”, materializado por
Hitler y Mussolini. En ese momento, los revolucionarios elegimos la trinchera
republicana, sin por eso apoyar a los imperialistas que se posicionaban en el
mismo bando.
La independencia política no nos debe convertir en
abstencionistas. Por eso, jugándonos a que uno de los campos triunfe, exigimos la
provisión de armas para que se concrete esta victoria. En ese sentido, nuestra
postura fue y continúa siendo, la de reclamar armas para los consejos locales
sirios y ahora para las YPG e YPJ kurdas.
Todos los cañones apuntan a Rojava
En ese marco el Ejército Libre de Siria, luego de su
cooptación por parte de los peores elementos provenientes de la oficialidad del
régimen y los servicios secretos turcos, tenía muy pocas posibilidades de
triunfar, lo cual se confirmó con el cambio de rumbo de la política
internacional de Turquía, que apenas viró hacia un acuerdo más de fondo con
Irán y Rusia, dejó prácticamente en banda al Ejército Libre Sirio (FSA).
Este viraje no solo acabó con el FSA sino que modificó los
campos militares. Ahora se perfilan dos bandos diferentes a los anteriores, que
se ordenaban en función de la lucha contra el régimen sirio. Ahora la pelea
central es la de las milicias kurdas contra todos sus enemigos, que se unificaron
en un “Frente por la Unidad de Siria”, o “Frente Contra la Autonomía de Rojava”
y, obviamente, en favor de la reafirmación de los tratados de la primera post
guerra.
La negativa a constituir un frente único militar entre los
kurdos y los sectores más progresistas del FSA, cuando estos dependían más
directamente de los consejos locales y todavía no estaban atenazados al poder
político turco e imperialista, provocó la caída de Aleppo y el fortalecimiento
relativo de la dictadura anti kurda de Bashar Al Assad, que ahora apunta sus
cañones contra Rojava.
La única manera de intervenir en el proceso revolucionario es
en las trincheras kurdas, más allá de las políticas vacilantes o capituladoras
de sus direcciones. Desde ahí hay que batallar por la construcción de una
alternativa independiente, que apueste a la derrota a los enemigos de la
revolución - Bashar, Erdogan, Rohuani, Barzani, Putin, Trump y compañía – bregando
por la construcción de una Federación de Estados o Regiones Autónomas de
carácter Socialista.
Para esto seguimos las enseñanzas de Trotsky, que en la Guerra
Civil Española decía: “El ejército revolucionario debe, no solamente proclamar,
sino llevar a término inmediatamente en las provincias conquistadas, las
medidas más urgentes de la revolución social: expropiación y reintegro a los
necesitados de las reservas existentes de productos alimenticios, redistribución
de las viviendas en beneficio de los trabajadores y sobre todo de las familias
de los combatientes, expropiación de la tierra y de los instrumentos agrícolas
en provecho de los campesinos, establecimiento del control obrero de la producción
y el poder soviético."
En Rojava se está llevando adelante una experiencia, que
además de autónoma - solo por eso valdría la pena apoyarla - se fortalece en
base al desarrollo de las asambleas populares, la cooperativización de buena
parte de la producción y el papel de vanguardia de las mujeres, que luchan con
sus armas en la mano contra las peores lacras del patriarcado.
Las conquistas de las mujeres y las simpatías que están
generando en los países vecinos y a nivel mundial, son puntos de apoyo a partir
de los cuales se debe impulsar la solidaridad y la extensión del proceso hacia
otras regiones, particularmente aquellas donde el pueblo kurdo tiene una
mayoría importante de habitantes: Turquía, Iraq, Irán y algunos países
europeos, como Alemania.
Sabemos lo complejo de esta guerra, que como diría Clausewitz
no es más que "continuación de la política por otros medios". Si fue correcto
apoyar a la revolución siria antes del fortalecimiento de las conducciones
contrarrevolucionarias y era necesario mantener el apoyo durante toda la guerra
civil, ahora, luego de la derrota de Aleppo, hay que apostar a la vanguardia
del proceso, que son los kurdos y las kurdas.
Las organizaciones de izquierda, incluidas aquellas que se abstuvieron o mantuvieron una política unilateral en la Revolución Siria, ahora deben unirse para apoyar al pueblo kurdo - que está en una posición inmejorable para empujar la dinámica de la revolución en Siria y toda la región - realizando todo tipo de acciones solidarias e impulsando el envío de brigadistas para combatir codo a codo con los/as milicianos/as del Kurdistán y actúen como portavoces del socialismo revolucionario.
Las organizaciones de izquierda, incluidas aquellas que se abstuvieron o mantuvieron una política unilateral en la Revolución Siria, ahora deben unirse para apoyar al pueblo kurdo - que está en una posición inmejorable para empujar la dinámica de la revolución en Siria y toda la región - realizando todo tipo de acciones solidarias e impulsando el envío de brigadistas para combatir codo a codo con los/as milicianos/as del Kurdistán y actúen como portavoces del socialismo revolucionario.
cHE , ILUMINATI, YA QUE ANALIZAS TODO, TE OLVIDASTES DE ALGO NO MENOR, QUE PAPEL JUEGAN LAS TROPAS Y ASESORES EE UU CON EL YPG Y EL PKK, QUE CONSEJOS LOCALES QUEDARON EN ALEPPO, CUANDO LA BASE SOCIAL DE LOS MERCENARIOS, FUE EL LUMPENAJE SIRIO DESPLAZADO DE LAS ZONAS RURALES, Y CON UNA FUERTE TRADICION CONSERVADORA CORANICA FUNDAMENTALISTA ??? PLANTEAR UN RELATO PARA ACOMODARLO A "UNA " LINEA POLITICA , NO ES REVOLUCIONARIO, ES CONTRADIALECTIVO Y POR LO TANTO CONTRAREVOLUCIONARIO !!!!!
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