El proceso de la lucha de las mujeres kurdas merece el apoyo de todas las organizaciones revolucionarias. |
En una nota de Izquierda Diario -número 33, setiembre de
2016- Claudia Cinatti, del PTS, analiza la situación siria, definiendo la existencia
de tres conflictos: el que enfrenta a Irán con Arabia, el de los kurdos por su
autodeterminación y el de “Occidente contra Rusia”. Este análisis superficial,
no explica las razones de fondo de la contienda entre dos bloques -sunita y
chiita- detrás de los cuales se alinearon las potencias imperialistas o
sectores de estas.
Más allá de estas caracterizaciones -que hemos profundizado en
varias notas de nuestro espacio Kurdistán Desde el Sur- el centro de su
elaboración es que todo sucede en el marco de la “derrota de la Primavera
Árabe”, la cual la invalidaría a tomar partido por alguno de los bandos que
combaten en la guerra, ya que como todos están alineados detrás de algunas de
las potencias o burguesías regionales, ninguno resulta progresivo.
Salvo que propongamos el “derrotismo” - tampoco lo plantea
el PTS- los revolucionarios debemos elegir alguna trinchera para dar pelea por
nuestras posiciones desde algún lugar concreto, huyendo del peor de los males,
que es el abstencionismo. La compañera no nos da ninguna razón para no ubicarnos
-militarmente- del lado de quienes levantan las banderas más progresistas: las
milicias kurdas que enfrentan a quienes oprimen a su pueblo.
¿No sería progresivo que los kurdos, que no están atados
estratégicamente al carro de ninguno de los imperialismos -como ella admite-
triunfen y consoliden un estado o federación de regiones autónomas en el norte
de Siria e Iraq? ¿No cuestionaría ese status a los tratados imperialistas que
rigen los designios de Medio Oriente, como Sykes Picot, Sevres o Laussane, o al
propio Pacto 5 más 1, entre Obama y Putin, que se encargó de reafirmarlos?
Cuando Cinatti se refiere a las posiciones de la izquierda, diciendo
que estaría dividida entre quienes apoyan a Bashar y quienes están detrás de
las distintas facciones del Ejército Libre, no casualmente evita hablar de los
sectores de izquierda -que en Europa y el resto del mundo- apoyamos a la
heroica resistencia kurda, enviando incluso voluntarios internacionalistas,
varios de los cuales ya han sido asesinados por la metralla de Estado Islámico.
Tampoco dice que algunos de los que elegimos esa trinchera,
no nos subordinamos a las políticas de las conducciones frente populistas -como
el PKK o el PYD- sino que los apoyamos críticamente. Obviando esto, para
Cinatti “el problema es que lo que podía ser correcto a los inicios del
conflicto resulta completamente insuficiente a la hora de dar cuenta de una
situación actual que tiene todas las características de una guerra por
procuración más que de una lucha popular… Y que es producto de la derrota más
general de esos levantamientos.”
Por todo esto, los camaradas del PTS se limitan a realizar
propaganda acerca de “La necesidad de una posición independiente”, que estaría
planteada “en la lucha contra la guerra imperialista, contra la dictadura de
Assad y la intervención de Rusia y contra la reacción islamista y su
“neoterrorismo”, que no tiene nada que ver con el terrorismo individual de
anarquistas o populistas contra el que discutía el marxismo clásico…”
¿Por qué hay que apoyar
a las milicias kurdas?
Más allá de los objetivos de los sectores más conservadores del
Movimiento de Liberación Kurdo, ligados a su burguesía, la creación de los
cantones de Rojava significó, en la práctica, la puesta en pie de organismos de
poder popular que sustituyeron a las instituciones burguesas que existían en
esa región antes de la irrupción del pueblo kurdo, que aprovechó la guerra para
ocupar territorio debido al debilitamiento del régimen.
Sorprende que Cinatti no tenga en cuenta esto ni a las
milicias populares. Pero lo más sorprendente es que omita los logros relacionados
a cuestiones de género, en un contexto en que las mujeres ven restringidos al mínimo
sus derechos, quedando reducidas al rol de madres y esposas. El movimiento
kurdo no solo derogó las leyes oscurantistas que hasta los regímenes
oficialmente “laicos” -como el del Baath- utilizaban para oprimir a las
mujeres, sino que además implantó la paridad en términos de género para los
cargos políticos y militares.
Como conclusión lógica de su completa omisión acerca de las
conquistas del movimiento de liberación nacional kurdo en cuanto a la
autoorganizacion de las clases populares y la emancipación de la mujer, Claudia
Cinatti y el PTS dejan sin resolver la incógnita de cuál sería la fuerza social
capaz de derrotar a “la guerra imperialista, la intervención de Rusia y el “neoterrorismo
islamista”.
Aunque los compañeros se nieguen a admitirlo, es más que
evidente que -a pesar de sus limitaciones políticas, ideológicas y
programáticas- es el movimiento de liberación nacional kurdo y los sectores
obreros y populares de diferentes nacionalidades que lo apoyan tanto en Siria
como en Turquía, quienes están al frente de esta pelea, mereciendo por lo tanto
el apoyo de todas las fuerzas que se reclamen revolucionarias o, al menos,
democráticas.
Las YPG/YPJ provocaron numerosas derrotas al Daesh y otras
bandas reaccionarias; el PKK viene combatiendo al Estado turco, uno de los
principales aliados del imperialismo, desde 1978 y sigue siendo considerado una
“organización terrorista” en todos los países miembros de la OTAN; las FDS
constituyen un polo de atracción para todas las fuerzas que enfrentan a la
dictadura de Al Assad en Siria, con la cual
han comenzado a enfrentarse militarmente.
En ese marco, es especialmente grave que un medio de
comunicación de un partido que se reivindica marxista revolucionario no supere
el “relato” hiper simplificado que hacen los medios burgueses de la guerra
civil en Siria ¡Las fuerzas en pugna respecto a las cuales la nota de Cinatti
propone una posición “independiente” son las mismas que podrían aparecer en un
informativo de la CNN o una nota de Clarín! La mención del movimiento kurdo
parece tener solo una función de “divulgación” ya que no implica ningún
posicionamiento político.
Algo similar podría decirse de la crítica hacia
“neoterrorismo” islamista. El genocidio del Daesh contra el pueblo yazidi, su
violencia sistematizada contra otras minorías étnicas y religiosas y,
particularmente, contra las mujeres, cuestiones que no merecen ninguna mención de
Cinatti, ya que el eje de su análisis pasa por sus recientes ataques
(repudiables no sólo como método, sino por su contenido reaccionario)
en los países imperialistas.
Poniéndose al margen de todas las partes que intervienen en
la guerra, el PTS no hace más que ubicarse -objetivamente y más allá de sus
intenciones- junto a las potencias, que están unidas detrás del Pacto “5 más 1”
-Obama, Putin y el Papa- cuyo objetivo es garantizar la unidad y gobernabilidad
capitalista de Siria, manteniendo lo sustancial del régimen -con o sin Bashar-
de manera de continuar saqueando los recursos y mantener el control geopolítico.
Los imperialistas cuentan con el apoyo de las tres potencias
regionales más importantes -Turquía, Irán e Israel- porque junto a Bashar, coinciden
en tratar de evitar que el pueblo kurdo consolide la autonomía de los cantones
de Rojava. ¡Lamentablemente, el PTS terminó ubicándose en la trinchera de los
enemigos del pueblo kurdo y sus reclamos nacionales!
Llamamos a la dirección de este partido y de su fracción
internacional a rever este posicionamiento, para sumarse a la justa lucha por
la autodeterminación del pueblo kurdo y por la unidad de este con el resto de
los trabajadores y los pueblos de Medio Oriente, agitando la necesidad de
derrotar a las dictaduras de la región e imponer una Federación de Estados o
Regiones Autónomas de carácter Obrero y Socialista.
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