La conferencia de Sulaimani, una reunión desde la cual se pidió ser parte de las conversaciones de "Ginebra". |
Según informaron varias agencias informativas del pueblo kurdo,
una conferencia de dos días denominada “Hacia la independencia e identidad
kurda en la era de la Globalización”, tuvo lugar en el norte de Iraq -Sulaimani
city- en el marco del centenario del acuerdo Sykes-Picot.
Esta reunión contó con la presencia de intelectuales y
políticos muy representativos, como el sociólogo e historiador İsmail Beşikçi y
varios dirigentes del PUK -partido kurdo iraquí muy influyente en esa ciudad y
alrededores-, como Qubat Talabani.
También participaron otros académicos, el dirigente del PYD de Rojava Saleh
Muslim y el lingüista norteamericano Noam Chomsky, quien intervino a través de
un video mensaje.
Luego de abrir la conferencia, el dirigente del politburó
del PUK, Mele Bahtiyar, declaró que la “independencia del Kurdistán era el
sueño del pueblo kurdo y que los peshmergas junto con las fuerzas guerrilleras
debían luchar juntos por ese objetivo”.
Aunque sin nombrarlo, sus palabras iban en contra del
presidente del Kurdistán Iraquí, Barzani, quien debido a la relación
estratégica que mantiene con el estado turco ha boicoteado cualquier
posibilidad de unidad de las fuerzas peshmergas con las milicias del PKK y el
PYD.
Bahtiyar criticó a las grandes potencias por utilizar a los “kurdos
solo desde una perspectiva militar” reclamándoles un “acuerdo político”
mediante el cual reconozcan sus derechos. En ese sentido denunció a “las
conversaciones de Ginebra, que eran más que demostrativas de esa actitud”.
Reafirmando lo dicho Bahtiyar, Qubat Talabani remarcó que
los kurdos han tenido y tienen como su principal objetivo la obtención de la independencia,
que “tarde o temprano se terminará concretando”.
Saleh Muslim le respondió a quienes criticaron la “declaración
constituyente del sistema Federal de
Rojava” diciéndoles que estaban “equivocados, ya que esta no significaba la
desintegración nacional sino un paso hacia la democratización, un tema que
debería discutirse en Ginebra”.
Muslim insistió en que los kurdos del norte de Siria tendrían
que estar “presentes en la mesa de discusión, colaborando para conseguir una
solución”, aunque, más allá de su ausencia formal, las “conversaciones están teniendo
lugar con nuestra presencia por detrás del escenario, ya que todos nos
consultan.”
El dirigente del PYD de Rojava terminó su alocución
advirtiendo lo siguiente: “nosotros les hemos dicho que queremos participar
activamente, pero que algunos poderes están tratando de imponernos una segunda
versión del acuerdo Sykes-Picot, algo a lo cual nos opondremos”.
Este pacto secreto, firmado el 16 de mayo de 1916, implicaba
la repartición -una vez terminada la Primera Guerra- del imperio otomano entre
Inglaterra y Francia con el beneplácito de Rusia. El acuerdo reafirmado
sucesivamente en Sevres y Laussane en los años 1920 y 1923.
El sociólogo İsmail Beşikçi se identificó con las palabras de
Muslim, lamentándose de que los kurdos y las kurdas, “que constituimos un
pueblo de más de 50 millones de personas, estemos divididos por cinco fronteras
diferentes” reafirmando la necesidad de “ser parte de la solución de este
problema.”
Ginebra no es salida…
El hermano de Muslim -Mustafá- se había anticipado, en los
hechos, a esta conferencia, advirtiendo acerca de una “posible traición por
parte de los poderes extranjeros, ya que ellos constantemente han traicionado
al pueblo kurdo.”
Según dijo el profesor Muslim en una entrevista realizada por
periodistas de la agencia Anadolu: “La historia se podría repetir nuevamente y
los poderes internacionales dejarán nuevamente de lado a los kurdos una vez que
alcancen sus propios objetivos.”
"El pueblo kurdo debería aprender esta lección de la
historia, desconfiando de las grandes potencias… Rusia y Estados Unidos están
apoyando ahora a los kurdos, particularmente en Siria, pero solo para conseguir
sus propios intereses y objetivos”.
“Nosotros podremos vencer a Turquía con el apoyo de los
árabes y los kurdos…” Agregó el profesor Muslim, quien también dijo que el
pueblo kurdo nunca ha perseguido a las minorías étnicas con las cuales
convivió, porque “Los kurdos somos gente digna”.
“Los poderes extranjeros siempre utilizaron a los kurdos
para su propio beneficio… por eso después del acuerdo Sykes-Picot de 1916 y la
Primera Guerra, Alemania, Francia e Inglaterra determinaron la partición del
viejo Imperio Otomano para dividir al pueblo kurdo, al cual siempre miraron
como una amenaza”.
“En 1929 apoyaron a Sheikh Mahmoud Hafid -de la familia real
kurda- en Sulaymaniyah, pero lo asesinaron cuando alcanzaron sus objetivos… en
1946," Qazi Muhammad, con la ayuda de Rusia, fundó la República del
Kurdistán en Mahabad, pero cuando los intereses de Rusia cambiaron, los rusos
apoyaron al Shah de Irán y Qazi Muhammad fue ejecutado."
No es casual que sus declaraciones hayan tenido lugar en
momentos en que el vocero del Ministerio de Defensa de los Estados Unidos,
Peter Cook, advertía a las YPG que no eran “las únicas aliadas de su país, ya
que Washington está colaborando con otros sectores".
Cook remató sus dichos, indicando que “EE.UU. continuará cooperando
con todas las fuerzas que han demostrado ser útiles en el combate contra ISIS,
como los kurdos, árabes, turcos y turcomanos”, aclarando por su existían dudas,
de que los imperialistas no cuentan a los kurdos como sus aliados estratégicos,
sino como “mano de obra eficiente” para conseguir acabar con sus enemigos en común.
Una vez que esto suceda, Estados Unidos, todas las potencias
y los gobiernos de Bashar, Erdogan, Rohuani y Barzani continuarán aplicando el
plan político que los unifica, a pesar de sus diferencias tácticas, que va en
contra de cualquier posibilidad de “independencia” o “autonomía” por parte del
pueblo kurdo.
Es que el federalismo kurdo -con sus asambleas y milicias
populares- constituye, más allá de sus límites, un problema para la
implementación de las políticas de los monopolios imperialistas que sostienen a
los gobiernos regionales, cuyo principal objetivo es garantizar el saqueo de
los recursos.
Las grandes potencias y sus lacayos nacionales están
preparando -al mismo tiempo que se valen de las milicias kurdas- el terreno
para aplastarlas y asimilar a sus elementos más dóciles. Por lo tanto, la única
manera de consolidar la autonomía es luchando por la independencia y la construcción
de un Estado Kurdo Socialista.
Esta perspectiva debe tomada por las masas de Medio Oriente,
empezando por el pueblo sirio que combate a Bashar y los palestinos que hacen
lo propio con Netanyahu, de manera de pelear por una Federación de Estados
Socialistas que se apoye en el ejercicio de la democracia directa, mediante asambleas
populares como las de Rojava.
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