lunes, 16 de mayo de 2016

Ginebra es una trampa imperialista para los kurdos y los pueblos de Medio Oriente

La conferencia de Sulaimani, una reunión desde la cual se pidió ser parte de las conversaciones de "Ginebra".
Por Juan Carlos Beica

Según informaron varias agencias informativas del pueblo kurdo, una conferencia de dos días denominada “Hacia la independencia e identidad kurda en la era de la Globalización”, tuvo lugar en el norte de Iraq -Sulaimani city- en el marco del centenario del acuerdo Sykes-Picot.
Esta reunión contó con la presencia de intelectuales y políticos muy representativos, como el sociólogo e historiador İsmail Beşikçi y varios dirigentes del PUK -partido kurdo iraquí muy influyente en esa ciudad y alrededores-, como Qubat Talabani.
También participaron otros  académicos, el dirigente del PYD de Rojava Saleh Muslim y el lingüista norteamericano Noam Chomsky, quien intervino a través de un video mensaje.  
Luego de abrir la conferencia, el dirigente del politburó del PUK, Mele Bahtiyar, declaró que la “independencia del Kurdistán era el sueño del pueblo kurdo y que los peshmergas junto con las fuerzas guerrilleras debían luchar juntos por ese objetivo”.
Aunque sin nombrarlo, sus palabras iban en contra del presidente del Kurdistán Iraquí, Barzani, quien debido a la relación estratégica que mantiene con el estado turco ha boicoteado cualquier posibilidad de unidad de las fuerzas peshmergas con las milicias del PKK y el PYD.
Bahtiyar criticó a las grandes potencias por utilizar a los “kurdos solo desde una perspectiva militar” reclamándoles un “acuerdo político” mediante el cual reconozcan sus derechos. En ese sentido denunció a “las conversaciones de Ginebra, que eran más que demostrativas de esa actitud”.  
Reafirmando lo dicho Bahtiyar, Qubat Talabani remarcó que los kurdos han tenido y tienen como su principal objetivo la obtención de la independencia, que “tarde o temprano se terminará concretando”.
Saleh Muslim le respondió a quienes criticaron la “declaración constituyente del sistema Federal de Rojava” diciéndoles que estaban “equivocados, ya que esta no significaba la desintegración nacional sino un paso hacia la democratización, un tema que debería discutirse en Ginebra”.
Muslim insistió en que los kurdos del norte de Siria tendrían que estar “presentes en la mesa de discusión, colaborando para conseguir una solución”, aunque, más allá de su ausencia formal, las “conversaciones están teniendo lugar con nuestra presencia por detrás del escenario, ya que todos nos consultan.”
El dirigente del PYD de Rojava terminó su alocución advirtiendo lo siguiente: “nosotros les hemos dicho que queremos participar activamente, pero que algunos poderes están tratando de imponernos una segunda versión del acuerdo Sykes-Picot, algo a lo cual nos opondremos”.
Este pacto secreto, firmado el 16 de mayo de 1916, implicaba la repartición -una vez terminada la Primera Guerra- del imperio otomano entre Inglaterra y Francia con el beneplácito de Rusia. El acuerdo reafirmado sucesivamente en Sevres y Laussane en los años 1920 y 1923.
El sociólogo İsmail Beşikçi se identificó con las palabras de Muslim, lamentándose de que los kurdos y las kurdas, “que constituimos un pueblo de más de 50 millones de personas, estemos divididos por cinco fronteras diferentes” reafirmando la necesidad de “ser parte de la solución de este problema.”
Ginebra no es salida…
El hermano de Muslim -Mustafá- se había anticipado, en los hechos, a esta conferencia, advirtiendo acerca de una “posible traición por parte de los poderes extranjeros, ya que ellos constantemente han traicionado al pueblo kurdo.”
Según dijo el profesor Muslim en una entrevista realizada por periodistas de la agencia Anadolu: “La historia se podría repetir nuevamente y los poderes internacionales dejarán nuevamente de lado a los kurdos una vez que alcancen sus propios objetivos.” 
"El pueblo kurdo debería aprender esta lección de la historia, desconfiando de las grandes potencias… Rusia y Estados Unidos están apoyando ahora a los kurdos, particularmente en Siria, pero solo para conseguir sus propios intereses y objetivos”. 
“Nosotros podremos vencer a Turquía con el apoyo de los árabes y los kurdos…” Agregó el profesor Muslim, quien también dijo que el pueblo kurdo nunca ha perseguido a las minorías étnicas con las cuales convivió, porque “Los kurdos somos gente digna”.
“Los poderes extranjeros siempre utilizaron a los kurdos para su propio beneficio… por eso después del acuerdo Sykes-Picot de 1916 y la Primera Guerra, Alemania, Francia e Inglaterra determinaron la partición del viejo Imperio Otomano para dividir al pueblo kurdo, al cual siempre miraron como una amenaza”. 
“En 1929 apoyaron a Sheikh Mahmoud Hafid -de la familia real kurda- en Sulaymaniyah, pero lo asesinaron cuando alcanzaron sus objetivos… en 1946," Qazi Muhammad, con la ayuda de Rusia, fundó la República del Kurdistán en Mahabad, pero cuando los intereses de Rusia cambiaron, los rusos apoyaron al Shah de Irán y Qazi Muhammad fue ejecutado."
No es casual que sus declaraciones hayan tenido lugar en momentos en que el vocero del Ministerio de Defensa de los Estados Unidos, Peter Cook, advertía a las YPG que no eran “las únicas aliadas de su país, ya que Washington está colaborando con otros sectores".
Cook remató sus dichos, indicando que “EE.UU. continuará cooperando con todas las fuerzas que han demostrado ser útiles en el combate contra ISIS, como los kurdos, árabes, turcos y turcomanos”, aclarando por su existían dudas, de que los imperialistas no cuentan a los kurdos como sus aliados estratégicos, sino como “mano de obra eficiente” para conseguir acabar con sus enemigos en común.
Una vez que esto suceda, Estados Unidos, todas las potencias y los gobiernos de Bashar, Erdogan, Rohuani y Barzani continuarán aplicando el plan político que los unifica, a pesar de sus diferencias tácticas, que va en contra de cualquier posibilidad de “independencia” o “autonomía” por parte del pueblo kurdo.
Es que el federalismo kurdo -con sus asambleas y milicias populares- constituye, más allá de sus límites, un problema para la implementación de las políticas de los monopolios imperialistas que sostienen a los gobiernos regionales, cuyo principal objetivo es garantizar el saqueo de los recursos.
Las grandes potencias y sus lacayos nacionales están preparando -al mismo tiempo que se valen de las milicias kurdas- el terreno para aplastarlas y asimilar a sus elementos más dóciles. Por lo tanto, la única manera de consolidar la autonomía es luchando por la independencia y la construcción de un Estado Kurdo Socialista.
Esta perspectiva debe tomada por las masas de Medio Oriente, empezando por el pueblo sirio que combate a Bashar y los palestinos que hacen lo propio con Netanyahu, de manera de pelear por una Federación de Estados Socialistas que se apoye en el ejercicio de la democracia directa, mediante asambleas populares como las de Rojava.
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