Por Juan Giglio:
Uno de los máximos jerarcas militares de Turquía, el general
Hulusi Akar, acaba de reunirse con el general ruso Valeriy Gerasimov, quien fue
recibido con honores en los cuarteles del Estado Mayor de Ankara.
Junto con cuestiones militares relacionadas al despliegue de
fragatas y submarinos nucleares en el estratégico Mar Negro -apuntando sus
cañones hacia Crimea- ambos generales dedicaron gran parte del tiempo en
coordinar políticas para Siria.
Luego de la reunión, los representantes militares de Putin y
Erdogan se mostraron satisfechos, ya que precisaron los pasos en común que
darán en su lucha contra el “terrorismo”, lo cual constituye un aval -por parte
de Rusia- a la presencia de tropas turcas en esa región.
Y si Rusia -que está coordinando todo con Obama- está de
acuerdo, también están de acuerdo Bashar y los iraníes. Por lo tanto, queda
claro que todos estos conformaron una alianza -¿Inédita?- con el propósito
defender la unidad geográfica y política de Siria.
En ese sentido, los enemigos de esta sacrosanta “unidad” son
los kurdos de Rojava, que al mantenerse firmes con sus deseos “federalistas”, están
incentivando una autonomía tan grande, que de imponerse, significaría la
imposición de un verdadero estado independiente.
Por ahora, los rusos y los yanquis tratan de convencer a los
kurdos, ofreciéndoles algunas concesiones a cambio de que retrocedan. Mientras
tanto, los amenazan militarmente, mediante el despliegue de tropas de sus
lacayos regionales, o sea Turquía y Siria.
Tienen otras dos cartas: Una es ISIS, que pueden volver a
utilizarlo como “quinta columna”, mientras que la otra es el bloqueo económico
que, tanto Erdogan como Barzani, implementan en las fronteras de Rojava, boicoteando
el abastecimiento de los productos esenciales.
Mientras negocian en Ginebra y otros ámbitos diplomáticos,
los imperialistas “aprietan” a las milicias kurdas, YPG/YPJ, jugándose a
transformarlas en marionetas al servicio de la aplicación de sus políticas de
saqueo brutal de los recursos petroleros y gasíferos de la región.
Sin embargo, las declaraciones de sus comandantes y de sectores
del PYD -el partido kurdo más importante de Rojava- contradicen esos deseos
imperiales, ya que son muchas voces las que se levantan en contra del pacto
anti kurdo, comandado por Obama y Putin.
Los valientes combatientes kurdos deben recordar, que como amigos
no solo tienen a las “montañas”, sino a otros muchos más poderosos y efectivos -los
trabajadores y los pueblos de todo el mundo- de cuyo apoyo solidario dependen
para derrotar a estos tremendos enemigos.
La Revolución de las asambleas y las mujeres, la del
heroísmo si par, está en una encrucijada, porque como nunca, tantos y tan
poderosos agentes de la contrarrevolución se han puesto de acuerdo en coordinar
esfuerzos para hacer retroceder y aplastar sus conquistas.
Pero el proceso revolucionario kurdo cuenta con una gran
ventaja, la de haber ganado una enorme popularidad y simpatía entre las masas y
la vanguardia de cientos de países, incluso en los lugares más lejanos, como en
nuestro propio país, la Argentina.
Apelando a esta solidaridad, su pueblo está en condiciones
de dar los pasos que hacen falta para mantener el Confederalismo Democrático y
extenderlo como una propuesta superadora hacia el conjunto de los trabajadores
y los pueblos de todo el Medio Oriente.
Hoy, como nunca, están dadas las condiciones para construir
una Federación de Comunidades Autónomas o Estados Socialistas, apoyados en el
régimen de la democracia directa y las milicias populares. ¡Si se lo propone,
el pueblo kurdo puede ser la vanguardia de este cambio!
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